Antecedentes:
- El COVID-19 prolongado (Long COVID-19) provoca deterioro sistémico, afectando tanto el cuerpo como la mente.
- El entrenamiento físico puede mejorar los síntomas persistentes y la función cardiorrespiratoria.
Método:
- Ensayo clínico controlado, aleatorizado y realizado en un único centro.
- Se incluyeron 24 pacientes de entre 18 y 75 años con antecedentes de infección por SARS-CoV-2 y síntomas prolongados.
- Los pacientes fueron asignados al azar en una proporción 1:1 a un programa de entrenamiento físico o a un grupo de control.
- El grupo de entrenamiento realizó 12 sesiones aeróbicas supervisadas en bicicleta ergométrica durante 4 semanas.
- Se evaluó el impacto del entrenamiento en los síntomas persistentes y la condición cardiorrespiratoria.
Resultados:
- Reducción significativa del número total de síntomas en el grupo de entrenamiento (tos, fatiga, palpitaciones, dolor de pecho, dificultad para respirar, dolores musculares, insomnio, deterioro cognitivo y trastornos de la visión).
- El 67.8% del grupo de entrenamiento mostró reducción o resolución completa de los síntomas, comparado con el 16.7% en el grupo control.
- Mejoras significativas en el grupo de entrenamiento en el tiempo de ejercicio, carga máxima, VO2 pico, pulso de O2 y frecuencia cardíaca máxima.
- No hubo cambios significativos entre grupos en los niveles de ansiedad, depresión, estrés percibido o insomnio.
Conclusión:
Un programa supervisado de entrenamiento aeróbico tiene el potencial de aliviar los síntomas persistentes y mejorar la tolerancia al ejercicio en pacientes con COVID-19 prolongado.
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